Según el resultado de recientes investigaciones, cantar no es sólo una de las formas de expresión más antigua del ser humano, sino que también puede curar de muchos males a las personas que lo practiquen con regularidad.
La relación entre el canto y el bienestar de la persona es algo observado desde tiempos inmemoriales. El canto se ha usado de diversas formas. Pero es relativamente desde hace poco tiempo, quizás a mitad del s. XX con la creación de la musicoterapia, cuando los efectos comenzaron a ser estudiados de manera científica. Es sorprendente observar de qué manera el canto mejora en su conjunto a la persona desde un punto de vista social, psicológico y físico.
Teniendo en cuenta todas las investigaciones que están llevándose a cabo con respecto al canto, la enumeración que hagamos ahora no será exhaustiva, pero sí muy llamativa. Y, lo más asombroso, que los beneficios de cantar no dependan del género que se desee cantar o de si la voz es más o menos bella, es el hecho propiamente de cantar lo que produce dichos beneficios en nuestra salud física y mental.
A nivel físico, el canto puede considerarse como una actividad aeróbica, así pues proporciona todos los beneficios de este tipo de ejercicios. Los aeróbicos se relacionan con la reducción de estrés, la longevidad, estimulación de la circulación sanguínea, la mayor eficiencia del sistema cardiovascular y el incremento de la atención debido al aumento de oxigenación celular. El canto fortalece los músculos cervicales, torácicos, abdominales, así como el diafragma y nos alivia las tensiones musculares. Ejercita los pulmones incrementando su capacidad y niveles de oxigenación. También estimula la memoria muscular.
Hasta hace muy poco no había estudios científicos al respecto, pero resultados de investigaciones recientes confirman, incluso, que cantar debería ser recetado por el médico, afirma la doctora Gertraud Berka-Schmid, también psicoterapeuta y profesora de la Universidad de Música y Arte de Viena. En opinión de la especialista, se trata de un remedio óptimo para los males específicos de nuestro tiempo porque equilibra el sistema vegetativo y refuerza la actividad de los nervios parasimpáticos que, en contraposición a los simpáticos, aportan tranquilidad y relajo.
El cuerpo es el instrumento del que disponemos para comunicarnos, para echar fuera la ira acumulada o para expresar sentimientos de amor y felicidad, y «emoción» no significa más que movimiento hacia fuera: es decir, salen los sentimientos que no podemos expresar de otra forma. A través de la voz, uno es capaz de expresar las impresiones que le invaden continuamente, de tal forma que el sujeto puede deshacerse de una serie de sensaciones. En ocasiones ello no es posible hacerlo hablando normalmente y ahí el canto desempeña un papel esencial, como ocurre con las canciones fúnebres.
Investigadores de la Universidad de Frankurt, en Alemania, analizaron la sangre de personas antes y después de 60 minutos de una práctica del Requiem de Mozart. En el estudio, hallaron que las concentraciones de inmunoglobulina A- proteína que opera como anticuerpo- y la hidrocortisona- una hormona antiestrés, habían aumentado considerablemente mientras las personas cantaron.
Una semana después, cuando se les instó a los integrantes del coro a escuchar una grabación de Requiem sin cantarla, la composición de la sangre no se modificó de forma significativa.
Por otro lado, investigadores de la universidad de Manchester han descubierto que el sáculo, un pequeño órgano del oído interno, responde a frecuencias que se suelen usar en el canto. Y este órgano está conectado a una parte del cerebro responsable del placer y la felicidad. Así pues, al cantar, se siente un placer inmediato, independientemente del sonido que se emita.
Cantar está al alcance de todo el que quiera hacerlo, solo hay que animarse y experimentar. Tal vez simplemente tarareando algo o entonando viejas melodías. Podemos anotarnos en un coro y hacerlo con otros, o tomar clases y hacerlo individualmente. Muchas son las formas
Para cantar no existe límite de edad, desde los niños pequeños hasta los adultos mayores pueden hacerlo sin perjuicio de ningún tipo, muy por el contrario.
Solo hay que tener ganas de vivir la vida experimentando nuevas sensaciones que nos devuelvan la alegría de estar vivos.
QUIEN CANTA SU MAL ESPANTA… A CANTAR ENTONCES !!