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Oasis en Santiago: Clases de canto

Para algunos vivir en Santiago puede ser una idea descabellada o incluso inviable… Pero para mí no es tan así. Los nacidos y criados en la capital sabemos que nos ha dado mucho más que pulmones llenos de smog. Es un hecho que crecer en una gran ciudad brinda experiencia invaluable de diversidad, accesibilidad, adaptabilidad. Y por otro lado también nos expone a días de muy mal humor y dolores de cabeza. Está claro que la nuestra no es una capital de las que se sacan un 7 en el Simce de calidad de vida, pero hemos mejorado y los que antes eran oasis muy apartados unos de otros, hoy son más cercanos. Y esperamos que algún día poblen tupidamente nuestro amado Santiago.

Vincent van Gogh dijo, «la Normalidad es una calle pavimentada: cómoda para caminar, pero sin flores creciendo en él». De nosotros depende transformar positivamente nuestra «experiencia ciudad», ya sea teniendo una participación activa en nuestra comunidad, siendo busquilla o simplemente teniendo una buena actitud para encarar el día a día. Cada quién con sus ganas y sus recursos.

Daniela Benito ha construido su propio oasis, en el cual durante sesiones de 60 minutos a la semana hace su aporte para que la experiencia ciudad de muchas personas sea edificante.

A mí me ha funcionado perfecto, porque lo que esta profesora de canto me transmite, es harto más que técnica vocal. Con mucha pasión por la música, por las vastísimas bondades de las frecuencias vibratorias y fundamentalmente por la voz como instrumento y todo su potencial, ofrece un lugar único en donde cualquiera puede cantar. Sí, cualquier persona. Nunca olvidaré la frase que me animó a acercarme a su taller, «si puedes hablar, puedes cantar». Esa premisa rompió todas las vallas y me envalentonó a tomar sus clases en las que el autoconocimiento, la relajación y el «¡Oh maravilloso!» desprendimiento del ego, han sido una consecuencia inevitable.

Las puertas del taller están abiertas para todo aquél que quiera / necesite sacar el máximo potencial de su voz y/o hacer un arito en la rutina, ya sea con fines terapéuticos o simplemente recreacionales. Aún cuando el grupo objetivo es amplísimo, parece hecho a la medida para aquellas mujeres que aman a sus hijos con locura pero necesitan un break y tal cual como dice Daniela, «la búsqueda del propio espacio es una necesidad… espacios de soledad, de aprendizaje y de evolución personal. Está full enfocado a mamás que desde que fueron mamás han entregado su tiempo exclusivamente a sus hijos y familia, y no han tenido tiempo para ellas mismas».

Los beneficios terapéuticos de una actividad como ésta están ya muy estudiados, pero todavía poco integrados y masificados en nuestra sociedad. asociándose mucho más a necesidades de tipo técnicos y no, por ejemplo,  a «hacerse un cariñito».

Daniela Benito hace la diferencia y aplica todo su acervo técnico y teórico, complementado con conocimientos de sonidoterapia. Divina mezcla que permite (si el alumno o alumna así lo desea) personalizar la clase de tal forma que las frecuencias vibratorias de la voz trabajen en beneficio de su salud. «Mis clases están enfocadas a la auto conexión, auto corrección, va todo de la mano de lo terapéutico… pero no todo es super volao’, también tiene una parte muy mecánica… y he visto resultados en gente que buscaba lo terapéutico y en los que no lo buscaban…. el mismo hecho de que la respiración diafragmática provoque cambios en los estados de ánimo, si respiras profundo calmas tu ansiedad».

Me sumergí en esta clase con ganas de aprender a cantar y salí empapada de calma, control sobre mi postura, relajada a morir y en llamas por la siguiente sesión. Por mi parte misión cumplida y quién sabe si algún día podré ser protagonista de mi propio momento Almodóvar. Como el inolvidable Cucurrucucú de Caetano Veloso en Hable con Ella o aquel Un Año Amor de Miguel Bosé en Tacones Lejanos. Ambos soñados.

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